La foto
- Lasommelierdelibros
- 20 jun 2020
- 2 Min. de lectura

Luciano había muerto en diciembre de 2010 y yo que estaba inmersa en una tristeza absoluta, sabía que lo único que me iba a salvar era escribir.
Me senté frente a la computadora y nada, ni una idea, ni un cuento, menos un poema.
Agarré el cuaderno, tal vez volver a las raíces me devolvía la inspiración. Ni un renglón, ni palabras sueltas. Nada.
Necesitaba escribir más que nunca y sin embargo no podía.
No fueron una semana o dos. Este mal que azotaba se propagó durante un año y pico.
Sí, año y pico sin poder escribir una sola palabra. Lo intentaba. Juro que lo intentaba. Tomé cantidades industriales de café en distintos bares, iba a plazas, me sentaba a primera hora de la mañana, también probé por las noches.
Tal vez muchos no entiendan de qué hablo y es lógico. Pero yo estaba sufriendo. Me iba apagando como un bichito de luz cuando se hace de día.
Estaba angustiada pero sabía que lo había intentado todo.
Verano de 2012. Nos fuimos con Rossina quince días a Atlantida, Uruguay. A la vuelta decidimos volver en Buquebus, para eso antes teníamos que ir a Colonia y ya que estábamos recorrimos el lugar. Mientras hacíamos tiempo sentadas cerca del río, vi esta imagen, la que hoy muestra la foto, la que me tomé el trabajo de imprimir y tener exhibida en mi casa como si fuera la de algún familiar. Fue automático. Saqué mi cuaderno y empecé a escribir. No podía parar, dudo aún si me tomé tiempo para respirar. Fue de un tirón. Nació un poema. Y cuando terminé, lloré.
Había vuelto. La inspiración estaba de nuevo para aliviarme el alma.
Desde ese día, cuando estoy trabada y no puedo escribir y creo que la inspiración me está por abandonar nuevamente, solo miro esa foto y las palabras vuelven a surgir.
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